
Lo cierto es que el periodismo ha evolucionado, quizás mucho más rápido que los propios informadores, y el que no ha sabido adaptarse a esta revolución mediática lo terminará pagando. Sobre todo los medios que más ingresos necesiten de la publicidad, porque este sector cada vez tiene más sitios dónde invertir, y el mercado cada vez está más segmentado.
La revolución digital parece que no va a detenerse, participar o morir (profesionalmente hablando). La información ha perdido valor a causa de la saturación y el precio sigue cayendo conforme aumentan las fuentes de información. Las propias fuentes, aquellas que te ofrecían una exclusiva de la que sacar a parte de un buen puñado de ingresos el reconocimiento de algunos colegas de profesión, son las que en esta “era del periodismo 3.0” escriben y cuelgan sus propias informaciones a través de la red.
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