jueves, 30 de abril de 2009

En la cuerda floja


En estos momentos ni siquiera podemos confiar en el directo para salvar la música.

Las discográficas ya no apuestan por nuevos talentos, han dejado de sacar y vender discos, las distribuidoras han notado un gran descenso de volumen de trabajo en los últimos años, se han cerrado muchas tiendas de discos y pequeños negocios relacionados con la música, pero todos nos agarrábamos al directo.

“El directo es lo que ahora está haciendo de contrapeso y mantiene aún en el aire el negocio de la música”, decíamos casi sin créenoslo demasiado para intentar no tener una visión catastrófica sobre el negocio musical, pero ahora ya ni eso. Y ya no está funcionando como debiera hacerlo, no porque no hayan grupos dispuestos a dejarse la piel en la carretera tocando día sí día también en ciudades y pueblos a lo largo de nuestra geografía, no porque hayan dejado de hacerse fiestas patronales, esas que esteramos durante todo el año para ver a nuestro artista o grupo favorito, no porque la gente haya dejado de pagar (a veces cantidades desorbitadas) por ir a un concierto. La culpa como no, es de la administración pública. Los ayuntamientos no cumplen con los pagos y según pudimos leer ayer en Noticias Clave (os recomiendo que le echéis un ojo a dicho artículo) no se trata de ninguna broma. ´

Los ayuntamientos tienen una deuda de decenas de millones correspondientes a actuaciones artísticas y esto, aunque suene a topicazo, es el pez que se muerde la cola. Si los ayuntamientos no pagan, los promotores, agencias de organización de conciertos, agencias de contratación y los artistas no cobran, etc… Y si no hay dinero no se puede seguir invirtiendo en hacer conciertos.

Menos rotondas, menos obras muchas veces sin sentido, menos tocar la moral a la población que sí paga sus impuestos religiosamente cuando toca y que paguen lo que deben.
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